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Mejora tu autoestima y despídete de tu complejo con las orejas gracias a la Otoplastia u Cirugía de las orejas. Esta sencilla intervención permitirá que remodeles tus orejas de manera eficaz.
La otoplastia es un tipo de cirugía plástica que se aplica sobre la piel y el cartílago posterior de la oreja. El objeto de la otoplastia es solucionar una serie de problemas de estética o asimetría que pueden perjudicar psicológicamente a la persona al darle un aspecto extraño o diferente a los patrones estándar.
La otoplastia no mejora la calidad del oído, pero sí la autoestima de la persona, que se ve reconfortada ante el espejo y lo proyecta en una relación mucho más positiva con los demás, de la cual a la larga puede depender su futuro profesional y su felicidad personal.
La otoplastia se hace de manera discreta en la parte posterior de la oreja, precisamente para evitar cicatrices visibles en el futuro. Es una operación sencilla, de fácil ejecución pero que requiere no poca pericia artesanal por parte del cirujano, ya que tendrá que seccionar la piel y esculpir el cartílago para adaptarlo a la forma deseada. Luego deberá cortar un trozo de piel y soldar los extremos con el fin de que la piel en tensión mantenga la forma dada al cartílago. En ocasiones puede que se precise incluso cortar una sección de cartílago.
La cirugía de orejas puede precisar de anestesia general o local, en función de la edad del paciente y otras circunstancias. En el primer caso, que es el de pacientes muy jóvenes, el o la paciente tendrá que pasar la noche hospitalizado. En el segundo el o la paciente saldrá a las pocas horas, es decir, tendrá un ingreso ambulatorio.
La cirugía se hace sobre las dos orejas, aunque solo una de ellas presente anomalías formacionales. El motivo es que para conseguir una debida simetría de los pabellones y la consiguiente mejora estética, es preciso modelar los dos lados.
La otoplastia corrige diversas anomalías formacionales de la oreja interviniendo sobre el cartílago. Entre ellas están las orejas en soplillo, las orejas en copa, las orejas prominentes o en asa y otras. También sirve para la construcción de una oreja cuando se nace sin ella, una enfermedad que se conoce como microtia y que requiere un proceso quirúrgico bastante más artesanal y largo.
Las orejas en soplillo corresponden a una abertura excesiva de la oreja hacia adelante, sin la cuenca propia del pabellón auditivo de modo que quedan demasiado separadas de la cabeza y destacan en exceso. El cirujano en este caso modelará el cartílago para darle la correcta curvatura.
La oreja en copa se produce cuando el cartílago está demasiado curvado y forma una especie de copa. Finalmente las orejas en asa se dan cuando el cartílago apenas tiene curvatura y se despega mucho de los laterales de la cabeza por la parte superior, como las asas de un trofeo deportivo.
La otoplastia se recomienda en las edades más tempranas, es decir entre los 4 y los 14 años, aunque se puede aplicar a cualquier edad, también en adultos. El motivo es psicológico y no de impedimentos médicos: el sufrimiento que la persona puede padecer al verse discriminada frente a otros niños y adolescentes por su anomalía, precisamente en las edades en que el individuo se reafirma emocionalmente.
El postoperatorio de una intervención de otoplastia es bastante ligero y llevable, aunque puede durar hasta dos semanas. Si se trata de una intervención a un niño pequeño, es más normal que se le aplique anestesia general y después de la operación pase la noche en el hospital. Si se hace a un adolescente o un adulto, la anestesia será local y con o sin sedación. Podrá entonces abandonar el hospital cuando se pasen los efectos de la anestesia.
Tras la sutura de los extremos de piel seccionada, se cubrirá tota la cabeza con un vendaje que proteja las zonas intervenidas. En pocos días se puede sustituir este vendaje por una especie de cinta de pelo que cubra las orejas y las fije, de modo que no se produzcan percances donde las mismas se tiren hacia adelante y se fuerce las suturas mientras están cicatrizando.
Esta cinta se llevará al principio todo el día y después hasta dos semanas por las noches para evitar forzar las orejas mientras se duerme. En este sentido, es mejor descansar con el cráneo y los hombros un poco elevados, y boca arriba, evitando en la medida de lo posible las posiciones de sueño laterales.
A los cinco días, un adulto puede volver a trabajar y un niño puede regresar al colegio a la semana de la operación, siempre que no haya complicaciones. De todos modos, en el primer mes el paciente deberá procurar no hacer actividades que puedan suponer tensión excesiva en las orejas. Es normal que tras la cirugía de orejas, el paciente sienta algo de malestar e inflamación de las cicatrices de las orejas e incluso moretones. Sin embargo, estos irán disminuyendo durante las primeras semanas tras la otoplastia.
Es también lógico que se sufra un dolor post operatorio leve o incluso moderado, que se resuelve con medicación durante los primeros días. Una pérdida de sensibilidad o un hormigueo en el pabellón auditivo no es tampoco infrecuente, aunque es un síntoma pasajero que termina por desaparecer con el transcurso de los días.
Las complicaciones en este tipo de intervenciones son infrecuentes; mucho más si el cirujano tiene experiencia y habilidad en la manipulación del cartílago. Puede presentarse en un pequeño porcentaje de pacientes un hematoma que se disuelva solo con el tiempo o bien necesite un drenaje. También podría presentarse una infección del cartílago que aumente complique la cicatrización. En tal caso el tratamiento adecuado sería la aplicación de antibióticos y, en muy raras ocasiones, el drenaje quirúrgico.
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Infórmate en el blog de ClinicPoint si quieres saber más acerca de en qué consiste la otoplastia u operación de orejas.