Los problemas de visión afectan a millones de personas en todo el mundo. Algunos como la miopía pueden aparecer desde la infancia, mientras que otros son fruto del paso de los años, como la vista cansada (presbicia) o las cataratas. Por ello, es tan importante conocer con qué frecuencia debes acudir a la consulta del oftalmólogo.

Las revisiones periódicas de la vista te ayudarán a detectar a tiempo las patologías oculares que puedas sufrir a la vez que minimizar su impacto en la calidad de vida, recibiendo a tiempo el tratamiento necesario, ya sea el uso de gafas o lentillas, la aplicación de medicamentos o las intervenciones quirúrgicas.

Cuando acudir a la consulta del oftalmólogo durante la infancia

  • Bebés: Cuando un niño nace prematuramente o requiere pasar unos días en la incubadora debe acudir al oftalmólogo  al cumplir su primer mes de vida. Asimismo, si presenta cualquier anomalía en la forma, en el tamaño o en el color de sus ojos debe ser controlado con regularidad.
  • Niños: Es importante que hagamos al menos una revisión ocular a nuestro hijo antes de cumplir los cinco años. Solo de esta manera se podrán detectar problemas visuales refractivos, como el astigmatismo, la miopía o la hipermetropía. Pero también el estrabismo o la ambliopía. En este último caso, si nuestro hijo padece el conocido como ojo vago es importante actuar cuanto antes, ya que de no recibir tratamiento antes de los 4 años corre el riesgo de no recuperar totalmente la visión de ese ojo.
  • Adolescentes: Resulta imprescindible que se controle al adolescente de forma rutinaria, especialmente si le ha sido detectado algún problema visual vigilar su evolución y las necesidades que conlleva.

Por otro lado, si percibimos que nuestro hijo realiza alguna de estas acciones, también deberemos llevarle a la consulta:

  • Frunce los ojos para mirar a lo lejos.
  • Guiña el ojo con frecuencia.
  • Se acerca mucho a los objetos o cuando lee y ve la televisión.
  • Se queja de dolor de cabeza.
  • Tiene los ojos desviados.
  • Manifiesta ver de manera diferente por cada uno de sus ojos.
  • Sufre picor de ojos.
  • Realiza movimientos oculares sin control.
  • Tiene la pupila de color más claro al habitual.

Cuando debe ir un adulto a la consulta del oftalmólogo

  • Antes de los 40 años. Es conveniente que en la década de los 20 a los 30 años el adulto se haga al menos una revisión completa, más allá de las que se realizan de forma rutinaria en los trabajos. Desde los 30 a los 39 habría que efectuar dos revisiones.
  • Entre los 40 y los 65 años. Una vez pasado los 40 se recomienda visitar la consulta del oftalmólogo cada dos años. Servirá para detectar lo antes posible la presbicia, o vista cansada.
  • Más de 65 años. Es un momento delicado para nuestra vista en el que las revisiones deben volverse anuales. Es imprescindible para diagnosticar problemas graves como el glaucoma, las cataratas o la degeneración macular.

Pero como veíamos en el caso de los niños, pueden darse otras situaciones que nos hagan acudir al oftalmólogo sin demora:

  • Ver manchas oscuras.
  • Visión doble o dificultades para ver de forma periférica.
  • Ojos llorosos o con picor y ardor.
  • Ver destellos.
  • Dificultad para enfocar los objetos o percibir las formas distorsionadas.
  • Dolor de ojos.
  • Cambio en el color de los ojos.
  • Pérdida repentina de la visión de un ojo.
  • orzuelos u otras infecciones.

Hay personas que o bien por sus antecedentes familiares, por padecer determinadas enfermedades, como la diabetes, la hipertensión, o por sus hábitos de vida (el tabaquismo) deben visitar con mayor frecuencia al oftalmólogo.

La vista es un sentido maravilloso que solo valoramos en su justa medida cuando comenzamos a perderlo. Si está en tus manos, no permitas que esto suceda, visita periódicamente al oftalmólogo.